
¿CUÁNDO DEBERÍA LLEVAR A MI HIJO AL PSICÓLOGO/A?
Hay distintos motivos que podrían evidenciar la necesidad de consultar a un/a
terapeuta infantil.
El primero de ellos, y quizás el más evidente, sería la presencia de síntomas que pudiesen estar indicando malestar emocional y/o dificultad para adaptarse a situaciones nuevas. Estos síntomas podrían ser: cambios en su forma habitual de comportarse, baja en el rendimiento académico, irritabilidad, enuresis (comienza a orinarse nuevamente ya sea en el día o en la noche), presencia de pesadillas u otro tipo de alteración del sueño, dolores físicos que no respondan a una causa médica, etc.
Por otro lado, la vivencia de situaciones dolorosas y/o traumáticas, como por ejemplo la muerte de algún ser querido, presencia de enfermedad crónica o grave en él o en alguno de sus familiares, que el niño o niña haya presenciado alguna situación traumatizante (accidente, violencia intrafamiliar, asalto, etc.), son situaciones que también ameritan consultar, aún cuando el niño o niña pareciera no haberse visto afectado por ello.
También cuando un niño o niña presenta determinada forma de ser que le genera dificultades en su adaptación a los distintos ambientes en los cuales tiene que desenvolverse, un proceso terapéutico podría ayudarle a generar cambios favorables para su calidad de vida. Esto es por ejemplo, aquellos niños que son muy tímidos y por ello les cuesta integrarse con su grupo de pares, o bien que les cuesta reconocer a las figuras de autoridad y que entonces podrían presentar problemas en las instituciones formales como el colegio, niños o niñas que tienen dificultades para tolerar la frustración, etc.
¿CÓMO LE EXPLICO A MI HIJO/A QUE VA A IR AL PSICÓLOGO?
Es importante decirle a los niños que es lo que está motivando a sus padres o adultos a cargo para llevarlo al psicólogo. Decirle por ejemplo que uno está preocupado por él o por ella porque lo ha visto muy triste, porque lo ha visto muy peleador con otros niños, etc., que uno piensa que a lo mejor hay algo que está haciendo que él o ella lo esté pasando mal. Por eso es que lo van a llevar donde una persona –psicólogo- que es alguien que ayuda a los niños a entender lo que les está ocurriendo y ver cómo podría pasarlo y sentirse mejor
¿CÓMO LE AYUDA LA TERAPIA?
La terapia ayuda esencialmente a través de dos dimensiones. Una de ellas tiene que ver con la posibilidad de revisar situaciones vividas y poder entenderlas desde una perspectiva que permita que el niño o niña lo integre como una experiencia más de su vida que más adelante se puede constituir en un recurso para él o ella.
Una segunda dimensión del proceso terapéutico guarda relación con la posibilidad que se le otorga al niño de construir con el terapeuta una relación confianza, profundo respeto y aceptación incondicional que podría generalizar a otras relaciones interpersonales.
¿POR QUÉ MI HIJO/A VA A JUGAR A LA TERAPIA?
El juego es una herramienta terapéutica maravillosa para trabajar con los niños, por cuanto nos permite adentrarnos en su mundo interno y sus vivencias a través del lenguaje metafórico, que es el lenguaje que a ellos les resulta más natural y espontáneo. Esto significa que ellos podrán trabajar terapéuticamente sin que esto les resulte en un stress adicional ni los obligue a realizar un procesamiento cognitivo para lo cual aún no están preparados.
Por otro lado, el material simbólico que ofrece el juego para trabajar, es de una riqueza infinitamente mayor que la que provee el lenguaje verbal. Su carácter lúdico otorga además la ventaja de minimizar las resistencias naturales que presentamos los seres humanos para enfrentarnos y/o abordar contenidos dolorosos.
¿CÓMO ESTÁ ORGANIZADA LA TERAPIA?
La terapia, idealmente, debería ocurrir con una frecuencia semanal y una duración de 50 minutos. Las reuniones con los padres para informarse de los avances o evolución idealmente deberían ocurrir en un horario alternativo de manera de no afectar la frecuencia de las sesiones del niño. Esto es especialmente relevante sobre todo si se considera que la dimensión del tiempo transcurre de manera distinta para los niños que para los adultos.
Además la regularidad y la predictibilidad de la terapia son elementos necesarios a considerar, es por ello que sus sesiones deberían ser, en la medida de lo posible, en el mismo horario y día de la semana.
¿CUÁL VA A SER MI ROL, COMO PAPÁ O MAMÁ EN LA TERAPIA?
Un rol de apoyo al trabajo que se esté realizando, traducido en un compromiso expresado en:
- Llevar a mi hijo/a a todas sus sesiones, velando por la regularidad y continuidad de la terapia.
- Involucrarme activamente en el proceso terapéutico de mi hijo, asistiendo a las sesiones parentales a las cuales yo sea citado o solicitando yo una reunión cuando lo considere necesario.
- Asistir y colaborar activamente en las sesiones de juego en las cuales yo o la familia participe.
- Completar el proceso terapéutico y no abandonarlo hasta que suceda el alta.
- Respetar el ritmo de mi hijo/a, sin presionarlo/a a hacer cambios rápidos.
- Respetar la intimidad y privacidad de mi hijo/a, sin presionarlo/a a que me cuente detalles de lo que se habla o hace en las sesiones.
- Respetando el derecho a la confidencialidad de mi hijo/a, aceptando que el rol del terapeuta es mantenerme informado acerca de su evolución pero no acerca de lo que él/ella dice o cuenta.
- Alentarlo si se muestra reticente a asistir a las sesiones, comunicárselo a su terapeuta para que me ayude a dilucidar qué está ocurriendo.
- Implementando las sugerencias entregadas por el o la terapeuta de mi hijo/a.